Os voy a enseñar algunas.
Primero, mis preferidas, las que más uso, porque suelo tener a amigos a merendar casi todos los domingos, y estas tazas, con algún bizcochito casero, son lo mejor.
Éstas no son las que yo habría elegido, pero me las regaló mi abuela en mi boda, así que las tengo especial cariño. Y las uso cuando tengo invitados, para después de las comidas o las cenas.
Éstas otras me las regaló una amiga, y las uso algo menos, solo cuando por las tarde merendamos de salado y después nos apetece un café. Sí, lo sé, soy un poco maniática con las ocasiones...
El conjunto que os voy a enseñar ahora se lo regaló mi madrina a mi hijo pequeño, y desde entonces (casi siete años) lo uso para desayunar. Como mis desayunos son consistentes y variados, me sirven para las tostadas, la fruta, los cereales o lo que sea.
Y por último, dos tacitas muy especiales (también): la primera me la regaló Bienve en un intercambio organizado por Itzíar, de Vidas de Mercurio, y la usamos en casa para las infusiones, sobre todo mi hijo mayor, que es el más aficionado, y la segunda me la mandó Scarlatta, y es en la que tomo mi descafeinado de media tarde mientras leo o veo una peli, en esos momentos especiales de estar conmigo misma.
Luego, claro, tengo más tazas, tazas de desayuno para todos, tazas grandes y pequeñas, pero no son especiales, como las que habéis visto.